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Fotógrafo invitado - Sara Janini

Currículum



(c) Sara Janini 2003

Prohibida la reproducción total y/o parcial sin autorización expresa del autor.



PELOTA VASCA

fotografías de Sara Janini

 

Si algo ha caracterizado al pueblo vasco tradicionalmente, eso ha sido su enraizada y peculiar cultura, que ha resistido terca como una mula a las erosiones del tiempo. Pueblo rural, sobrio, religioso y jugador, ha visto en el noble deporte de la pelota vasca una seña de identidad marcada a fuego, y tan profunda es esta marca que en la actualidad sigue siendo un deporte con absoluta vigencia.

El primer hombre que golpeó una pelota, lo haría con la mano. En el País Vasco es la modalidad reina: como si de cicatrices de guerra se tratase, los pelotaris veteranos muestran sus dedos torcidos con orgullo.

Frente a la dureza de la pelota, la mano es un elemento frágil que acabará resentida y magullada de tanto golpeo..

El dolor característico de los pelotaris manistas es el denominado "clavo". Con este nombre es fácil imaginar lo doloroso que resulta.

Se dice que después de estos partidos el pelotari debe dejar de jugar dos-tres semanas.

Resulta fundamental la prevención de esta lesión calentando las manos sistemáticamente antes de cada partido, con una pelota blanda de mayor tamaño.

No está permitido el uso de un guante, pero, como se puede apreciar en las fotos, las manos son cuidadosamente preparadas con la colocación de unas protecciones a modo de pequeñas almohadillas, denominadas tacos, sujetas a la mano por medio de tiras de esparadrapo.

Para poder controlar la dirección de la pelota, la protección debe estar firmemente adherida a la mano. El sudor puede llegar a despegar los tacos, por ello, previo a su colocación, es necesaria una concienzuda limpieza de las manos.

Hasta no hace mucho tiempo, para garantizar una mayor fijación de los esparadrapos, en determinadas ocasiones es necesario calentarlos por medio de un hornillo.

Los pelotaris realizan este meticuloso trabajo previo siempre que van a jugar, dedicándole todo el tiempo que sea necesario.

De esta manera consiguen adaptarse a los repetidos golpeos de sus manos. Todos saben que quien no respeta esta ley pone en riesgo su continuidad como pelotari.

Además del referido ritual, también es importante la afirmación de que "el juego donde corren las apuestas y donde las personas pierden la razón", describe asimismo la otra parte de este deporte y que queda para el público asistente.

Esta honorable costumbre ha venido rodeada de un ansia competitiva más allá de la mera derrota deportiva, y ha querido que el dinero sea el protagonista secundario de estos eventos.

Las voces de los corredores de apuestas laten en los frontones en cada competición relevante, y desde antaño los pelotazales han dejado o recuperado, según se le antojara a la suerte, grandes cantidades de dinero en cada contienda.

Un interés añadido que enerva aún más a los asiduos a estas actividades.

Con todo este peso de la tradición, los partidos de Pelota Vasca logran así el interés de este deporte, cnosiguiendo que en nuestros días sigan sonando los ecos de la pelota que golpea una y otra vez las paredes del frontón.













Parte de la información del artículo ha sido obtenida de:
www.noticiasdenavarra.com

 

 
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